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De pie Madre doliente
mira a su hijo tan cruelmente
En la cruz clavado
¿Quién es el que no llorara
si a Maria contemplara
y al Señor amado?
Junto a Juan escucha ahora
las palabras redentoras:
“Yo te entrego aqui a mi madre,
es la voluntad de mi Padre.
Llévala contigo.”
Me parece como un sueño
ver a mi hijo pequeño,
junto al buey nacido.
Hoy tan solo los horrores
de este varón de dolores
que al mundo he traído.
¿Dónde esta cana y su Vino?
¡Que misterioso destino,
Fruto de mi seno!
Hoy es servidor sufriente,
un desecho de la gente
de amarguras lleno.
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